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JANE EYRE EN THORNFIELD, MORTON ¿Y EL AMOR?

 Sin duda, "Jane Eyre" es una historia de amor en todas sus vertientes, incluso me atrevería a decir que incluye el amor propio que poco a poco se va desarrollando en la protagonista y que comentaré más adelante. Como ya mencioné en la entrada anterior, debido al gran crecimiento que experimenta Jane Eyre, creía necesario analizar las diferentes etapas de su vida. En esta ocasión, me adentraré en la vida de Jane fuera de la escuela: su estancia en Thornfield y Morton. Antes de iniciar el comentario, y al igual que hice en la entrada anterior, me gustaría añadir unas palabras sobre el contexto histórico y social de la época debido a que es muy influyente en la obra.



La obra se publicó en 1847 bajo el pseudónimo de Currer Bell. Se trata de una novela autobiográfica que algunos también califican como novela romántica. El contexto histórico que envuelve la obra es la Inglaterra Victoriana, momento en el que las posesiones territoriales del Imperio británico incrementaban de manera desorbitada; de hecho hay menciones a este colonialismo (aunque será más adelante). "Jane Eyre" se escribe en una época de inestabilidad política y social, y se desarrolla en una ciudad industrial de Inglaterra. Cabe destacar la inquietud que suscitó la novela entre los sectores más conservadores ya que reivindica la libertad individual además de denunciar el hambre existente, especialmente entre las clases más bajas. De hecho, Charlotte Brontë escribió la obra en un momento de numerosas revoluciones por parte de los trabajadores que habían visto cómo el capitalismo y la industrialización les habían sumido en la miseria, y salieron a las calles a reclamar igualdad. Me ha parecido muy interesante que varios medios de comunicación acusasen a la autora de bullir  de "jacobismo moral" ya que algunas frases de la obra fueron utilizadas como gritos en manifestaciones.  Lo más curioso, es que Charlotte Brontë era conservadora y anglicana, por lo que no simpatizaba con los revolucionarios, simplemente usaba un lenguaje fuerte y extremista que había interiorizado de personas de su alrededor cuya ideología era más radical. 

"Decir que los seres humanos se contentan con la tranquilidad es absurdo; en sus vidas necesitan acción, y si no la encuentran, se la inventan."

  • ESTANCIA EN THORNFIELD
Jane obtiene empleo en Thornfield como institutriz de la pequeña Adèle. Allí conoce al señor Rochester, quien encierra un gran misterio, al igual que la casa pues a las pocas semanas de su llegada, se percata de que un secreto concierne al tercer piso. Tienen lugar dos incidentes que marcarán la estancia de Jane en Thornfield y despertarán su curiosidad respecto al enigma existente alrededor del tercer piso. En primer lugar, Rochester sufre un intento de ser quemado y Jane sospecha de Grace Poole, una de las sirvientas. Realmente, las reflexiones de la protagonistas consiguen que el lector culpe también a la sirvienta del incidente y le cause desconfianza. Por otro lado, Mason, amigo el señor Rochester, es atacado una noche en el tercer piso y, sin ningún tipo de explicación, Rochester le pide a Jane que lo cuide y no cuente nada. Ambos sucesos evocan un aura un tanto oscuro y provocan que la imaginación del lector remita a la existencia de fantasmas en la casa, un recurso muy utilizado durante el Romanticismo y que la autora también emplea en otros momentos de la obra. Personalmente, son estos tintes tenebrosos lo que más me ha gustado de la obra, manteniéndome en tensión y logrando que cada vez quisiese leer más. 

Paralelamente a esta trama, que resolveré algo más adelante, Jane comienza a sentir algo hacia Rochester. A pesar de que es evidente que Jane está enamorada de Rochester, es capaz de vivir con ello en secreto e intentar que sus emociones pasen desapercibidas. Sin embargo, con la llegada de Blanche Ingram, futura esposa de Rochester, el enamoramiento de Jane se convierte en celos que dejan entrever una nueva faceta de la protagonista. Me ha gustado mucho descubrir a una Jane Eyre recomida por los celos, los cuales son normales, pero que considero que tornaban a enfermizos. Si bien es cierto que no era capaz de imaginarme a esta protagonista enamorada, y mucho menos celosa debido a su racionalidad constante, me ha encantado descubrirla y ver cómo ve el amor una persona tan racional. Sin embargo, no me ha terminado de convencer el posterior desarrollo de la relación amorosa entre Rochester y Jane, me ha resultado algo forzosa por parte del primero además de desesperada. Si bien en cierto que estoy enamorada del amor, reniego del amor desesperado, pues no solo me parece tóxico sino también insano. Me gustaría destacar la actitud de Jane tras la proposición de matrimonio de Rochester. La protagonista se muestra reacia a cualquier tipo de regalo, apelando a que no por casarse con un hombre de alta cuna va a comenzar a querer caprichos caros. Asimismo, Jane establece cierta igualdad entre ella y el señor Rochester, proposición que me parece de lo más adelantada para una mujer de su época y que me ha gustado enormemente. 

"Todo el mundo sabe que los prejuicios se aferran más a las personas que no han sido suavizadas por el abono de la educación: crecen en ellas, firmes como la mala hierba entre las piedras"

La acción en Thornfield es lenta, pero esto no impide disfrutar y enganchar al lector. No obstante, los últimos capítulos de esta etapa de su vida adquieren un ritmo trepidante. La noche de antes de la boda, una mujer entra en su habitación y deja su vestido de novia hecho girones. Jane no tiene muy claro lo que sucede y, de nuevo, remite a la idea de la existencia de un fantasma, reflexión de lo más interesante. El día de la boda, Mason objeta que no se pueden casar porque, para sorpresa de Jane, el señor Rochester está ya casado con una mujer llamada Bertha Mason, mujer encerrada en el tercer piso y causante de todos los sucesos extraños y misteriosos que tuvieron lugar desde la llegada de Jane.
Aquella mujer enloqueció y su marido se vio obligado a encerrarla. Estoy muy de acuerdo con la visión de Jane acerca de la escasa visión ética del señor Rochester para hacerlo, desde luego, Jane es una mujer que con cada escena muestra una gran madurez y valentía en sus pensamientos. La escena es de lo más dramática, sobre todo por parte del señor Rochester, quien adquiere un papel de víctima cuando Jane está dispuesta a abandonarle tras semejante descubrimiento. Desde mi punto de vista, la actitud de Rochester es de lo más egoísta. Sin duda, ha sido el giro más trepidante y sorprendente de la novela.

"Me preguntaba por qué los moralistas claman que este mundo es salvaje y despiadado cuando ante mis ojos florecía como una rosa"

  • PERMANENCIA EN MORTON
Jane huye de Thornfield sin dirección alguna y sin posesiones, vaga durante varios días en los alrededores de Morton, donde consigue que a familia Rivers la acoja en Moors House. El señor John Rivers le consigue trabajo en la escuela del pueblo para que de clase a niñas de origen humilde. La joven recibe la noticia del fallecimiento de su tío en Madeira, lo cual también implica que heredará una gran fortuna. Asimismo, descubre que es familia de los Rivers, hecho que me ha resultado de lo más interesante aunque considero que adolece de verosimilitud y abusa de casualidad. Jane decide dividir la herencia en cuatro partes, lo cual me ha gustado mucho ya que es una muestra de la constante esencia altruista del personaje. De hecho, considero que si hay algo que caracteriza a Jane Eyre es la humildad

El señor John le propone a Jane que la acompañe a Asia y que lo haga como su mujer. Me ha parecido una proposición un tanto descabellada, no obstante me gusta mucho la fuerza que le aporta a este episodio de la vida de la joven. 

De nuevo, vuelven a aparecer elementos fantasmagóricos y relacionados con lo sobrenatural cuando Jane escucha una voz que la llama, decidiendo así ir a reencontrarse con el señor Rochester. Una vez allí, descubre  que Thornsfield Hall fue quemado por Bertha Mason y que Mr Rochester ha perdido la vista y un brazo. Jane, movida por sus sentimientos aún existentes hacia el señor Rochester, le ofrece ser su enfermera con el objetivo de casarse con él. 

Si bien es cierto que esta última parte es muy breve y, a mi juicio, rompe con la verosimilitud que arrastraba la obra desde su inicio, me ha parecido interesante. Quizá hayan sido los capítulos que menos me han gustado. Sin embargo, no me he quedado con un mal sabor de boca, pues el último capítulo, en el que Jane narra qué ha sido de su vida, me ha endulzado por completo. 

Finalmente, comentar que "Jane Eyre" se ha convertido en una de mis novelas preferidas, especialmente por la fuerza de su protagonista, a quien considero una mujer completamente adelantada a su tiempo y una gran referente del feminismo existente hoy en día. Continuamente remite a su libertad e independencia de un hombre, lo cual no era nada habitual en la época. Otro elemento muy característico y que me gustaría destacar es la educación, presente en toda la historia. No hace falta recalcar que dicha educación eleva el status social de una persona y es una herramienta disponible, precisamente, para aquellos con ciertos lujos. La educación ayuda a la creación de un punto de vista propio que no se deja influenciar por el resto, y sin duda, Jane Eyre es un claro de este efecto que crea el conocimiento. No cabe duda de que "Jane Eyre" transmite unos valores necesarios, incluso, en la sociedad actual.

"Yo no soy ningún pájaro, ni estoy atrapada en red alguna. Soy un ser humano libre, con voluntad propia, que ahora quiere apartarse de usted."

En conclusión, Charlotte Brontë escribe una historia que tiene sus raíces en una protagonista con un carácter fuerte, independiente y que lucha por su libertad. No cabe duda de que es una novela que hace florecer el alma de quienes la leen.

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